Líbano vive al ritmo de acontecimientos acelerados que reflejan la fragilidad de la situación política y de seguridad en el país. La tensión en la frontera sur ha vuelto a primer plano tras una serie de incursiones aéreas israelíes que afectaron a localidades de Nabatieh, destacando la ciudad de Duweir, donde se reportó un muerto y varios heridos. Por su parte, el presidente del Parlamento, Nabih Berri, busca lanzar una iniciativa para la reconstrucción de las zonas dañadas, en un intento por mostrar la presencia del Estado en el sur en medio de críticas por su debilidad en la gestión del expediente de seguridad.
Impacto Económico y Esperanza Educativa
En el ámbito económico, el ciudadano libanés recibió un nuevo golpe con la subida del precio de los combustibles en unas seis mil liras para la gasolina y doce mil para el diésel, mientras que el precio del gas disminuyó ligeramente. Este aumento se reflejó inmediatamente en el coste del transporte y de los generadores eléctricos, lo que incrementó la presión sobre las familias libanesas que se encuentran bajo la carga de la carestía y la inestabilidad financiera.
En contraste, surgió un desarrollo relativamente positivo desde el Palacio Presidencial, donde se anunció el lanzamiento del proyecto «Escuela de Ciudadanía» en asociación entre el Ministerio de Educación, la Universidad AUB y organizaciones internacionales. El objetivo es consolidar los valores de paz y derechos humanos en los currículos educativos. Un paso que fue considerado un intento de reconstruir la conciencia cívica en un país desgarrado por las divisiones sectarias.
Situación Política y Encrucijada
Políticamente, el presidente Joseph Aoun hizo una notable declaración sobre la «necesidad de negociar» con Israel por vías diplomáticas, lo que suscitó una controversia entre un sector que lo considera realismo político y otro que teme comprometer la soberanía. Paralelamente, Beirut es testigo de un movimiento diplomático libio para exigir la liberación de Hannibal Gadafi, detenido desde 2015.
Así, Líbano hoy se encuentra en una encrucijada: entre una posible escalada en el sur, la presión económica interna e intentos tímidos de reformar la educación y revivir el Estado. Un país que oscila entre la esperanza y el agotamiento, esperando un milagro que lo saque de un ciclo sin fin.
